Los ideales cristianos hacen mella en la Edad Media y los cosméticos caen en claro desuso. Sin embargo en paralelo la cultura musulmana en esta época continúa usando esencias orientales muy aromáticas, de fuertes esencias (tradición que se mantiene hasta nuestros días).

En el año 1000 se empezaron a aislar los aceites esenciales de las plantas por medio de las destilaciones lo que facilitó el comercio y el transporte de las sustancias cosméticas. La falta de higiene corporal hacía que todos los productos de la época incorporaran fuertes perfumes en sus fórmulas.

Posteriormente en el siglo XIV un médico normando escribió un tratado en el que separaba y distinguía los tratamientos para resolver problemas de la piel con aquellos cosméticos que se usaban con finalidades estéticas.

Y ya en el Renacimiento se volvió a la ostentación y al lujo a imagen y semejanza de todo el movimiento artístico italiano que acompañó a esta esplendorosa época. Así se dio un aumento de aceites y perfumes, se usaban tratamientos a base de agua de rosas, los baños con vino, se suavizaban las manos con miel y limón, las máscaras con clara de huevo para alisar las arrugas y hasta los pétalos de geranio como pintalabios!